PARA CREER EN DIOS

Pasión aparte, aquí: desde esta tierra oriental y uruguaya, donde la libertad nos hace esclavos, voy hacía el mundo a reclamar mi mundo.

Voy de frente al dolor, con un asombro, con una luz herida de destino: me desprendo del barro con un baño de luna pero siempre cruzado de sustancias terrestres: toco antiguas rebabas, que persisten: y estoy en espiral sobre mi mismo, por alcanzar el humo de donde arraiga desnuda la verdadera condición: seres hechos a golpes, sublebados contra el hombre martirio de la carne; miserables de pies frente al abismo, durando, resistinendo hasta ser heroes, hasta ser hombres, hasta ser, hasta ser...

Cuando en el pecho vivo, en la tierra, en el aire, crece su grave celda mi silencio lluviozo, todo lo que rodea me aproxima a tu imagén: el viento tiene manos espinadas de rosas y las rosas un sexo para entregar al viento y todo a ti concurre para ser transformado!

Yo no se quien decía la otra tarde y (hablabamos de Juan; que tiene miedo):

_somos entonces algo, sin contar los latidos, y el hombre no termina donde la piel se llama

Somos entonces trozos de un recuerdo que vive un boceto de Dios que largamente va llegando a su forma por un tamiz de carne sucesiva... 

Capacidad de Dios para ser hombre!  

Ni morir ni nacer importa nada; importa transcurrir, viajar el viaje, olvidar las raices de las horas hasta ser a su modo y semejanza.

Vamos hacía la luz somos la sombra: no hay un reloj de sol para la noche.